lunes, 13 de julio de 2009

Cada detalle cuenta...



2 de Julio de 2009. El vuelo, a pesar de salir a las 19:30 se retrasa. Mi compañera confiaba en que no, pero las low cost es lo que tiene. Viajamos a Ibiza, la eterna isla blanca del amor, la fiestas y la relajación. Algunos con más ganas que otras. Espejo para el retoque, aceite en lata de Osuna y una nueva bara de labios adquirida de dudosa forma. A pesar de las inclemencias oculares mi acompañante está perfecta, al menos para mi y en este momento. Ataviada con bluson de gasa azul marcado por crema de frambuesa, pitillos azul oscuro y taconazos beige danzados en otras tantas fiestas. Bolsito a juego y pelo recogido.
El viaje, hasta hace apenas unas horas era bastante dudoso. Duda total vamos. Al menos en cuanto a la compañia se refiere. Nuestro convecino de viaje es ideal, es el último comentario antes de partir, es lo que quiere para ella, su hombre ideal. La idealización es fruto de la desconfianza en uno mismo, la mitificación es genial, pero sólo eso lo importante son los hechos, pero no quiero moralizar en este momento. Ella es así, lo quiere todo y escasamente da. Esa es su genialidad. Perdónenme si a lo largo de de este relato hago disertaciones sobre mi acompañante pero tras un animadversario es incontenible. 
La gente embarca, volamos para la isla idílica. Son las 20:00 del mismo día y ya montados atisbo a ver como se las gasta la magnífica vueling con asientos solapados a cinta americana. La sensación de prisa por despegar tampoco me tranquiliza. Será que el tiempo también es low cost. Ahora mi acompañante duerme y todavía queda una hora y diez para llegar. Puedo escribir largo y tendido de lo que puede significar este viaje. Algo y nada sería el resumen. Algo porque siempre un viaje deja su marca y nada porque tampoco hay que hacer planteamientos de todo. Somos dos, cinco días por delante y a disfrutar. Las cosas suceden y no tienen porque tener justificación. Se hace porque apetece hacerlas y se hace hoy y ahora. Rememoro a un reciente grupo descubierto... hoy es el primer día y mañana también y el resto de mi vida. Pereza suena en el ipod perjudicado en el asiento donde una cabeza no sabe como colocarse para descansar, la compañía duerme. Bella en silencio sin reproches y sin pairos. 
Al abrir la libreta donde escribía este viaje me encuentro este mensaje "guapo, una putada tener tu phone number again!!! PUFFF". Ahora es lunes 13 de julio, ha pasado justo una semana desde que volvimos de Ibiza. Concretamente a las 23:35 de esta noche sería la semana exacta. Abro la libreta para transcribir lo escrito y me encuentro este mensaje. Y muchos más dispersos por distintos soportes, todos con algún detalle u serigrafía de mencionada isla. Cada detalle cuenta y muchos detalles crean la genialidad. Pospongo una de esas siestas que para nada sirven y hacen perder el tiempo para contarles lo sucedido en las baleares. El primer tramo hasta montarnos en avión fue escrito insitu ahora narro tras una semana, con la cabeza fría evitando así exaltaciones del momento mientras sucede. El apremio y las ganas por visitar impidieron que fuera escribiendo día tras día pero grabado a jugo y fuego queda cada momento vivido. 
21:30 del jueves 2 de Julio, llegamos sanos y salvos al aeropuerto de Ibiza, mi tía de insaciable locuazidad nos recibe con un monólogo que mantendría durante los cinco días posteriores. La hospitalidad en mi familia ha sido siempre digna de un oscar o de un principe de Asturias a la concordia. El precio de la estancia unos oidos bien abiertos y la comprensión del estrés hostelero. La cara de mi acompañante todavía un cristo. Imaginaba su mente pensando, oh my god, donde carajo me estoy metiendo. Sin el carajo porque ella es de dialéctica finísima. Mi experiencia con 27 años en mi familia me decía que todo iba a fluir bien y en efecto así fue. Llegada a playa den Bossa. Alli regentan su negocio hostelero y alli encontramos a uno de los relaciones públicas más afamados de las playas ibicencas, además de ser un auténtico domador de toros mecánicos. Del RRPP me pronunciaré más tarde porque merecería una entrada para el sólo. Pizza, pollo con arroz y primera cerveza en la isla. He aquí el puerto de Ibiza.
Cada detalle cuenta y en el puerto de la isla todo ocurre rápido y lento. Es un misterio que guarda este rincón bajo la antigua fortificación medieval pero así ocurre. Aparentemente no ocurre nada hasta que te plantan una jarra de cerveza de un litro frente a ti una cuarentona camuflada con descomunales atributos. Divinos y divinas y el brillo de mi acompañante para enmarcarlo de por vida. La intensidad con la que vive cada acontecimiento debería convertirse en música y zumbar en los oidos de todo aquel que está triste y amargado. Zona gay y comienzan los millones de fotos, millones de momentos, millones segundos sin querer acabar y millones sobre millones para comprar yatazos que te dejan sentado ante la contemplación. Taza en mano y de economía limitada no podíamos costearnos un viaje en cualquiera de los barcos que alli andaban amarrados. Pero si montarnos en un velero de madera inmenso y hacer un corto viaje de orilla a orilla hasta la discoteca EL Divino. Vamos al atraque que tiene porque de fiesta parecía estar cortito. Apenas 10 minutos para contemplar la luminosidad auténtica de la pitusa. 
Soy famoso, fóllame y nosotros no le follamos. Somos puteros de más clase asi que 60 euros nos parecía poco para abonar en Pacha y follar al famoso de turno que pinchaba. Nos gusta la exquisitez por ello nos codeamos con jugadores de futbol ex rojiblancos que lanzaban flechas a cada gol marcado. Ahora que visto asi, ¿podría Kiko a ver sido nuestro San Valentín? Es que estuvo cerca de nosotros durante todo el viaje. Keepers es otro de los míticos rincones de la isla donde todo el mundo empieza y seguramente acaba.  Alli los argentinos los sacan de saldo a la venta y se ofertan a las incrédulas que parecen ir de rebajas. Esperaran o no esta parte del relato, no comentaré más sobre ese primer y único momento durante el viaje donde la incomodidez se exasperó. Vocazas y charlatanes no gracias. Apenas unas horas en la isla y me sentía genial. Confiado y disfrutando cada momento con alguien que me apetecía. Cada paso en la tierra de las salinas era gozo constante y más con el convencimiento de que mi todavía indecisa viajera estaba disfrutando, o al menos eso esperaba. Taxi familiar y a dormir.
Viernes 3 de Julio. Fue el día que necesitamos más horas, y lo digo porque recorrimos prácticamente toda la isla a lo largo de 20 horas intensas y llenas de emoción. Gapo incluido.
Cada detalle cuenta y que mejor que encima de una moto que ahora añoro. Millones de cuestas adoquinadas en el día en que el calor no era amigo de nosotros. La fortaleza guardaba a uno de esos personajes que sino descubres en la vida no puedes morir feliz. Tras visitar fueros y armas de la edad media y engalanarnos los las armas de la época descubrimos al más fiero combatiente que todavía resistía en la isla.  Transcripción literal: 
"- Me pone hielo por favor?
- Esta fría.
- Ya pero me gusta con hielo, puede ponerle?
- No hay hielo.
- Ahhh... me da un vaso de agua?
- Aqui no hay vasos de agua.
- Bueno...
Transcripción concluida. No lo perciben pero me sigo riendo. Ni catedral, ni antiguas murallas, ni yates, ni playas cristalinas. El payés coplero de olor apretado y balleta de esponja fue un momento de excelencia. A saber esa esponja que otro tipo de usos concierne. 
Por la tarde ya no quería que la compañía no disfrutara de una de las playas con más encanto e historia de Ibiza. Les Salines y su Malibú. Chiringo de prensa rosa donde acuden los famosos y donde se pueden divisar entre otras cosas oleadas de quinceañeros de hormonas retocadas buscando futbolistas. En esta playa pudimos comprobar como no beber agua de grifo durante toda la vida, a pesar de que algunos piensen que se crean piedras en el riñon, genera unos cuerpos bastante desarrollados, tanto en las féminas como en los varones. Coca light, aceite del mercadona y a disfrutar con los desfiles de las discotecas nocturnas. Aquí el primero. No hacen falta más detalles. Me encanto y no podía ser de otra forma. 
De la playa de las Salinas saltamos a la fábrica del house. El Bora Bora nos recibía con coronita y unas chanclas azules que nada tenían que hacer con las auténticas que viajan por el mundo. La hora hacía que algunos estuvieran un poco perjudicados pero el local seguía guardando toda su esencia, fiestas y desfase. Rolando junior se fue y decidimos por arte de la improvisación y porque para eso están las vacaciones disfrutar con uno de los acontecimientos que estando en ibiza no se puede perder. 
Ahora el tiempo se paraba nuevamente, ahora se podía pensar y por ello no se pensaba en nada. Ahora ese detalle contaba como el que más o como el que menos. Sólo hacia falta un abrazo y que el sol besara el mar. Atardecía en San Antonio y  la deseperación días atrás y el desencanto por el plantón desaparecían debajo de las rocas en donde disfrutábamos de una belleza de la natural inigualable. Se convirtieron en los minutos más felices en mucho tiempo y lo compartía con quien se lo merecía. Seguía siendo feliz. La vuelta a la noche, pausada y húmeda. La señorita caracol recibe su merecido tras litros y litros de su líquido anestésico. Nunca olviden que el aire, a dos ruedas, siempre va en contra.  
Esa noche, la del viernes, si nos sentíamos con ganas de prostituirnos, nos apetecía pagar sólo que no había famosos a quien follar. Asi que preferimos aguantar el polvo pachangero y rular por los locales ibicencos de ibicencos. Sin house y con varios chupitos en el cuerpo. La señorita caracol comenzaba ya su transformación nocturna en debilidad y disfrute. Compañia, en principio hostil y obstinada acabó bailando y dando cremita. Pacha estaba como la recordaba, encantadora y embaucadora. Con homenajes al señor Jackson por estas fechas fallecido, fue el culpable de que caracol perdiera hasta el norte. Negrata en barra con sexo no definido y cartera off. Pacha dió lo mejor de si y ella lo pagó con dinero, tarjetas y algún que otro baile magistral.
Tercer día en la isla, y formentera se nos resistía al madrugar. Pero cala Comte seguía estando para disfrutar y la siembra de nabos en plena recolecta. Yo he trabajado en la agricultura en varias ocasiones por si no lo sabían, pero la señorita caracol, a pesar de coquetear con la hostelería no sabía que también era una auténtica profesional de la huerta ibicenca. Bueno hasta ese día nada, pero como es de inteligencia envidiable, supo adaptarse a la situación de forma magistral. Comparaciones muy bien pertrechas, mojito en mano a la orilla de la cala cristalina y otra vez el tiempo se pausaba. Hasta que volvía alguien a sembrar delante nuestra, y otra vez pausado el momento y otra vez el huerto a tope. Y asi gran parte de la tarde, hasta la aparición del cultivador por excelencia y que menos mal que nos pilló en la vuelta, sino las comparaciones si serían odiosas. Buceo y el segundo. Una oyente en colchoneta. Y me vuelvo a descojonar. 
".... CASATE CONMIGO
 (soniditos raros tal que asi: gggrrnnnnnnnammam y la novia se da a la fuga"
Sencillamente genial.
Vuelta de nuevo pero pasando por cala d´Hort, Hort que significará ostia en ibicenco porque no te veas si estába lejos la playa. Tambien encantadora, todo hay que decirlo. Un amaquero que limpia las sombrillas de pajay barre la playa. Discurso moralista de la ecología y la contaminación de la costa. Yo ya contemplaba el monumental peñon frente a nosotros rodeado de nubes inquietantes y por lo visto plagado de cabras embrujadas. Esto no lo he dicho... embrujado estaba yo. 
La noche del sábado tampoco, en principio debería alargarse mucho, aunque como siempre, pues no se sabe con nosotros. Cuando Benidorm va a Ibiza, la Matinee y Amnesia hacen de anfitriones y cuando venden globos con gas adictivo cual perritos en la 5 avenida y los efectos son nefastos, había que saltar de allí. Demasiado estilo para nosotros, acostumbrados a ambientes más chavacanos. Volvimos con los ibicencos y sin saber como acabamos con un perjudicado camarero adscrito al negocio de mis tios, bailando bachata en el Top 21, mitiquísmo también.  Bachata por mejorar.
Casos en matorrales, sombrilla cual paraguas, cremita mutua y Formentera esperándonos. Lo que aqui ocurrío merecería como nuestro amigo payés una entrada para este momento sólo. El caribe, sin palmeras pero repleto de yates que también son atractivos. Agua fulminante y el tercero veloz como la brisa cálida de la pequeña isla.  Tres de tres conseguíamos el pleno y la proposición cumplida. Millones de mensajes dando envidia y millones de grados que acusarían más tarde. Coca light e ibuprofeno uy uy uy!!! La moto que alquilamos también nos sirvió para reír y reír no era la misma que la nuestra pero hacía lo que podía. La otra punta de formentera nos esperaba, el faro que reflexiona todos los días incansable hacía de cicerone para los visitantes noveles como nosotros. Una gruta, acantilados y nuestros deseos expuestos al mar mediterráneo. Pequeñas montañas de sabiduría y de anhelos de millones de personas que como nosotros querían compartir ese momento con la naturaleza y con ellos mismos. Mi deseo "siempre otro beso", espero que al escribirlo no pierda la fuerza. Caracolillo quería que su deseo tuviera más impulso que ningun otro de los que alli prodigaban. Asi que decidió dejar algo más que piedras en el acantilado. Tarjetas, billetes de barco, dinero, móvil... no coment. Sólo que condujo la moto y que quería echarle agua al depósito. No se porque me hace esto. La vuelta de formentera maravillosa. Sombrilla en mano nuevamente y cuerpos coloraitos. Caracol algún que otro grado centígrado más en su cuerpo. El acantilado no le perdonó que se llevara el bolso que tan gentilmente había donado a la naturaleza. Esa noche y el día siguiente el turismo fue hospitalario. Inquieta, dulcemente insoportable y masculinizada en la siesta. Nuevamente me sorprendía como alguien tan aparentemente frágil es capaz de discurrir unos sonidos tan abruptos. 
Las pastillas hicieron lo que debían. Y nosotros nos marchamos con las ganas de más. San Valentín apareció de nuevo en el aeropuerto. El exceso de carga protagonizó, hasta el final un surrealismo genial. Recuerdo ahora con añoranza cada momento en ese aeropuerto, cada perfume que olí, cada paquetazo de tabaco que me mostraste, cada chuchería que elegí al azar, cada centímetro del metro de chicle de la kittie. Pensaba en que no acabara todo aquello, intentando retener cada detalle. Recuerdo ahora, que en el avión repasaba más todavía cada detalle y ahora lo repito de vez en cuando para que jamás se me olvide. Cada momento en moto me emociona, cada pegatina que descubro con forma de caballo me divierte, cada foto que miro marca un recuerdo y cada beso que recuerdo me hace un nudo en la garganta. No pensaba que escribiendo podía emocionarme, pero si escribir esto ha conseguido estremecerme por dentro sólo puedo darte las gracias por todos y cada uno de los momentos compartidos, por cada detalle, por cada gesto, por cada saliva, por cada tortazo y arañazo. Por cada beso que aunque no te guste, me sigas dando porque así se cumple el deseo que pedí para ti. Gracias.

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