
La llamaban la desaparecida, ya apuntaba maneras a eso de las 6 de la mañana pero no fue hasta las 10:35 AM cuando definitivamente se dió por perdida.
En una hora angosta y con terreno escarpado y un tanto hostíl; tras una desafortunada velada de sueño intranquilo y con un par de rosquillas a punto de degollarme la respiración, se intuía la desgracia. Como aparecen y desaparecen los objetos, las personas, aquellos que fueron amigos con intenso ensalzamiento del sentimiento y a título postumo ni del nombre te acuerdas. No es más que métafora de la desaparecida, cuando la llamas nunca está. Se dió por tanto como decía, una curiosa proeza de artifício magistral: La teletransportación. ¿Se han preguntado alguna vez como puede una chancla transformarse en manoletína? Es curioso este caso de transformación y teletransformación. Pero que fue antes el huevo o la gallina. ¿Cómo ocurrieron los hechos para que transcurridas cuatro horas se produjera ese fenómeno? El viento podía haber tenido algo que ver en aquel fenómeno que soplaba de forma vigorosa. Quizas los vecinos que bien entrada la mañana ya se acicalaban en el coche contiguo e incluso la escasez del líquido elemento podría traicionar nuestras conciencias pero todo parecía estar normal. Nada era entendible. La playa que ibamos a visitar había cambiado de sitio, hasta en tres ocasiones, las cadenas que nunca habían estado nos miraban con su curvatura sonriente al prohibir la entrada, los escarabajillos quízás nos intentaban avisar pero no escuchamos su idioma.
Terminada la velada costera y al contacto de la llave del vehículo con su ranura, la confabulación de la chancla nuevamente hacía mella en nosotros. Una detrás de otra se sucedieron los fenómenos hasta llegar nuevamente al punto de origen. BP, nunca unas siglas mortificaron tanto como estas. Caras de incredulidad a la cuestión planteada, vuelta a preguntar lo mismo esta vez sin musica de fondo y el mismo rostro de indiferencia. Un contenderor, una papelera, una entrada de casa y ese utensílio que separa pulgar e índice del pie cuando el calor aprieta no daba señales de vida. Se preguntó incluso por las calles del centro, quizás probaba el metro centro, o quizás tomaba helado en donde se tomó o quizás estaba desinflando la rueda que se desinfló.
Lo curioso de todo esto es preguntarse si éxiste un mundo paralelo donde ellas pertrechan contra quienes las aplastan a diario y poco a poco van desapareciendo sin que nos demos cuenta. No median en estas causas aquellas chanclas que viviendo en el Prado de San Sebastián son ostentosamente de perfil desafortunado.
La magnifica compañia de la que se disfrutó trajo consiguo toda la narración que anteriormente he mencionado. Obviando detalles e imágenes que por su alto contenido desazonado no voy a publicar. Sirva pues el evento de 27 horas para crear un blog que nace para el entendimiento común de esos tesoros y relíquias en el caso de las que viven en el Prado. Siva pues para descubrir el misterio de la desaparecida, la historia de aquella que se transformó en manoletina y apareció en la puerta de un taller de coches donde ya antes habían robado uno para camelar a una doncella panchita.
En una hora angosta y con terreno escarpado y un tanto hostíl; tras una desafortunada velada de sueño intranquilo y con un par de rosquillas a punto de degollarme la respiración, se intuía la desgracia. Como aparecen y desaparecen los objetos, las personas, aquellos que fueron amigos con intenso ensalzamiento del sentimiento y a título postumo ni del nombre te acuerdas. No es más que métafora de la desaparecida, cuando la llamas nunca está. Se dió por tanto como decía, una curiosa proeza de artifício magistral: La teletransportación. ¿Se han preguntado alguna vez como puede una chancla transformarse en manoletína? Es curioso este caso de transformación y teletransformación. Pero que fue antes el huevo o la gallina. ¿Cómo ocurrieron los hechos para que transcurridas cuatro horas se produjera ese fenómeno? El viento podía haber tenido algo que ver en aquel fenómeno que soplaba de forma vigorosa. Quizas los vecinos que bien entrada la mañana ya se acicalaban en el coche contiguo e incluso la escasez del líquido elemento podría traicionar nuestras conciencias pero todo parecía estar normal. Nada era entendible. La playa que ibamos a visitar había cambiado de sitio, hasta en tres ocasiones, las cadenas que nunca habían estado nos miraban con su curvatura sonriente al prohibir la entrada, los escarabajillos quízás nos intentaban avisar pero no escuchamos su idioma.
Terminada la velada costera y al contacto de la llave del vehículo con su ranura, la confabulación de la chancla nuevamente hacía mella en nosotros. Una detrás de otra se sucedieron los fenómenos hasta llegar nuevamente al punto de origen. BP, nunca unas siglas mortificaron tanto como estas. Caras de incredulidad a la cuestión planteada, vuelta a preguntar lo mismo esta vez sin musica de fondo y el mismo rostro de indiferencia. Un contenderor, una papelera, una entrada de casa y ese utensílio que separa pulgar e índice del pie cuando el calor aprieta no daba señales de vida. Se preguntó incluso por las calles del centro, quizás probaba el metro centro, o quizás tomaba helado en donde se tomó o quizás estaba desinflando la rueda que se desinfló.
Lo curioso de todo esto es preguntarse si éxiste un mundo paralelo donde ellas pertrechan contra quienes las aplastan a diario y poco a poco van desapareciendo sin que nos demos cuenta. No median en estas causas aquellas chanclas que viviendo en el Prado de San Sebastián son ostentosamente de perfil desafortunado.
La magnifica compañia de la que se disfrutó trajo consiguo toda la narración que anteriormente he mencionado. Obviando detalles e imágenes que por su alto contenido desazonado no voy a publicar. Sirva pues el evento de 27 horas para crear un blog que nace para el entendimiento común de esos tesoros y relíquias en el caso de las que viven en el Prado. Siva pues para descubrir el misterio de la desaparecida, la historia de aquella que se transformó en manoletina y apareció en la puerta de un taller de coches donde ya antes habían robado uno para camelar a una doncella panchita.
27 horas... jajajjajajja!!!! aún sigo riéndome
ResponderEliminarYa mismo la proxima no??!! Q estuvo d arte!!
ResponderEliminarola??? "Se intuía" creo que sé de quien es esto...puta crack, te amo tanto!!! pero que alguien me lo explique, dios mío del cielo santo
ResponderEliminarfirmado: la argentina
y yo creo que se quien eres tu!! jajaj tu blog buenísimo sigo al tanto ehhh!! te he puesto un enlace desde uno que he empezado a hacer!!! un bessssooooooo grandeeee a ver si te llega hasta alli!!
ResponderEliminarnada de intuiciones... jajajja!!! te adoro!!!
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=H2W4wglPW2c
ResponderEliminarEres un crack!!!!me encanta!!!!
ResponderEliminarFdo: La pradera ;-p